América bendita, madre buena,
esperanza del mundo en su agonía
y asilo de la paz sobre la Tierra,
hoy te quiere cantar el alma mía.

Eres maravillosa sinfonía,
de la cual, tus países son acordes
continental derroche de armonía
del más grande concierto de naciones.

Inmenso hogar en que, tranquilamente,
vive la gran familia americana
y donde no hay esclavos, ni dementes
sedientos de poder y de matanza.

Tu antorcha de la paz, deslumbradora,
disipará del mundo las tinieblas
y alumbrará tu faz encantadora
por mil generaciones venideras.

A nadie has hecho mal, ni debes nada,
por eso tienes paz y estás tranquila
pero eres fuerte y brava si te atacan
y no sabes temer: ¡estás unida!

Con sangre de tus héroes se han escrito
las páginas más bellas de tu historia,
y tus soldados sólo han conocido
una palabra al combatir: ¡victoria!

América feliz, que Dios te guarde,
que te dé larga vida y fortaleza
y que castigue al agresor cobarde
que hollar tu suelo, sin pudor, intenta.

Que de la libertad tu grito brote
con estruendo de rayo formidable
y resuene triunfal, de bote en bote,
¡desde las Rocallosas a los Andes!